Ayer mamá me llevo a una tienda de mascotas a conocer animalitos para verlos muy de cerca. Pude verlos a todos justo ahí detrás del cristal pero una extraña sensación se apodero de mí corazón.
Yo no quise acariciarlos, eran grandes y peludos como monstruos alocados. Había un perro gigante con sus manos de león y con ojos como de fuego y alas de dragón.
Solo pensaba en salir corriendo y grité -¡mamá yo no quiero estar aquí!-
Mami tomo mi mano y me dijo al oído: “cierra tus ojos lindos, Y da un profundo respiro”. Mis manos dejaron de temblar y mi corazón se puso tranquilo. Pude abrir mis ojos tristes y el monstruo se había ido.
Frente a mi había un cachorro que quería ser mi amigo, movía su colita saludándome el muy lindo. Lo puse sobre mis piernas y lo abrace quedito, el me dio un beso mojado. ¡que perro mas lindo!
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